sábado, 8 de junio de 2013

Mario Bunge, filosofía, Obama y lobistas
Leo en el Jot Down Cultural Magazine una entrevista a Mario Bunge (Buenos Aires, 1919), uno de los grandes filósofos vivos, Premio Príncipe de Asturias de Humanidades en 1982, doctor Honoris Causa por 19 Universidades, etc publicada por Juan Claudio de Ramón. Me ha gustado la entrevista y destaco algunas cuestiones:
-La influencia sobre las personas de la presencia de los libros a lo largo de su vida….el escritor italiano Edmundo d’Amicis decía que el destino de mucha gente depende de tener o no tener una biblioteca en el hogar paterno….
-Aunque desde hace años la mayor parte de la filosofía no es tema de mi interés, me parece de interés lo que dice…..Las universidades de filosofía estudian autores: Aristóteles, Santo Tomás, Descartes… en lugar de estudiar por temas, como el problema del espacio, de la consciencia, la convivencia, la justicia… Es más fácil estudiar por autores, porque entonces una persona se lee unos cuantos libros de un autor y se convierte en experto en ese autor, y al ser experto en ese autor, no sabe nada de lo que pasa…….
-Respecto a Obama:….He leído que está decepcionado con Obama. Muy decepcionado, y no soy el único. Hay millones de personas en todo el mundo, y en particular en Estados Unidos, que esperaban que Obama fuese más o menos fiel a los propósitos que anunció durante su primera campaña electoral, y los ha traicionado todos con una excepción: permaneció fiel a su promesa de apoyar la investigación científica. En eso ha sido coherente consigo mismo, en lo demás no. Fíjese usted, en Estados Unidos hay profesiones que deberían ser declaradas ilegales, tal como la de “lobbyist”, el procurador que diríamos en castellano. En Washington hay 4.500 lobistas registrados, cuya finalidad, sabida, es corromper a los parlamentarios e incluso, en muchos casos, escribir proyectos de ley. Esto lo he aprendido en un texto de economía que tiene todo un capítulo dedicado a los lobistas. ¿Qué debe ser un lobista para ser eficaz? Debe tratar, con todo cinismo, de escribir él mismo los proyectos de ley y empujar o persuadir al parlamentario para que adopte el punto de vista de ciertos intereses creados, de grupos de empresas, en particular la industria del armamento…….
En el caso de Europa los lobistas hacen el mismo daño y son igual de nefastos (si se pasa una temporada larga en Bruselas, Luxemburgo ó Estrasburgo es fácil darse cuenta) pero con el agravante de que actúan aún más en la sombra y de que además de lobistas por materias los hay por países. Una locura de intereses que pasan las opiniones y las necesidades de la sociedad por el arco del triunfo.