Cuando leía el
capítulo Tebeos del libro del filósofo Fernando Savater “Mira por dónde.
Autobiografía” me han venido muchos recuerdos pasados y presentes. Desde niño
siempre me han gustado los tebeos. Como no había posibilidades económicas familiares
(entre la escasez de la paga, las huelgas mineras y las ayudas al socorro rojo
quedaba poco) cada vez que caía un ejemplar en mis manos era como una fiesta.
En la adolescencia era más fácil acceder a ellos a través de la biblioteca
pública de mi pueblo. Durante los estudios, incluido los universitarios, la
etapa posterior en la industria y desde hace años en la Universidad siempre he
mantenido en la medida de lo posible, la afición a los tebeos.
De todos los tebeos
mi favorito era y es el Capitán Trueno (sobre todo los de Mora-Ambrós, pero los
posteriores también) y sus personajes: el propio capitán, Sigrid, Goliath,
Crispín,…..la inefable avestruz Zampalotodo y las aventuras de la peña siempre
en defensa de los derechos humanos. En la actualidad busco ejemplares y los
consigo en librerías de libros usados y en las ferias del cómic y del libro de
ocasión. Aunque no son originales me satisfacen igual plenamente.
En los últimos
tiempos dicha afición y la lectura de los tebeos se ha intensificado como
válvula de escape ante la cantidad de porquería (moral, la material se puede
reciclar) que se ve en el mundo. También me gustan las policiacas de PD. James. No
todo va a ser ajedrez. Sobre todo me gusta leerlos de vez en cuando como dice
Savater en los “interludios entrañables” de reflexión introspectivo que se
produce en el retrete, de casa obviamente. La lectura de las noticias diarias
me produce………..Siempre mala leche.