jueves, 23 de mayo de 2013

La energía procede de la madre
En lo asombroso que es el funcionamiento del cuerpo humano, la célula ocupa un lugar preferente. Después de todo como alguien ha dicho somos un saco de “células con patas…..de células”. Últimamente he leído dos libros, muy bien traducidos al español por TusQuets Editores en la colección Metatemas, de Lewis Wolpert profesor emérito de biología molecular del King´s College de la Universidad de Londres titulados “Como vivimos, porque morimos” y “Por ti no pasan los años”. De su lectura complementada con otras lecturas, deseo como aficionado ir destacando algunas cosas.
Dentro e inmersas en la célula (viven en el citoplasma y no en el núcleo) me han llamado la atención las mitocondrias por ser las fuentes generadores de la energía que necesita el organismo. La generación del combustible que después “quemaremos” se realiza mediante un mecanismo sencillo y a la vez sofisticado denominado de gradiente de protones que se viene produciendo en las células desde hace miles de millones de años. Para entendernos la energía la producen a partir del oxígeno que respiramos y del hidrógeno de los carbohidratos que ingerimos. Una persona que ha trabajado largo tiempo sobre las mitocondrias es D. Wallace.
Pues bien, he leído que el ganador del Premio 2012 de Genética de la Fundación Gruber ha sido Douglas C. Wallace, PhD, profesor de Patología y Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Pennsylvania.
El Prof. Wallace explica que las mitocondrias se heredan a través del citoplasma y como el óvulo contiene unas cien mil mitocondrias y el espermatozoide solo unas pocas, en la fertilización las mitocondrias proceden de la madre. Tema claro, la energía procede de la madre.