domingo, 18 de mayo de 2014

Placeres difícilmente inigualables: mi amiga Zoe, un chocolate con un cruasán a la plancha y un pequeño gran libro.

Muy temprano (no me supone ningún problema madrugar, es la consecuencia de los años) he dado un buen paseo a mi perra labrador Zoe (siempre a primeros de Mayo se pone un poco triste porque ya no le dejan correr por la playa) y a la vuelta he comprado en una panadería que me coge de paso unos cruasán recién hechos para la familia. Después de darle de comer a  Zoe, preparo un chocolate con leche y uno de los cruasán a la plancha con mantequilla de pueblo (de esa que solo con olerla engordas y levitas) y me siento a paladear el desayuno con un libro. Esta vez es un pequeño libro ilustrado que versa sobre un cuento de Mark Twain titulado “El billete de un millón de libras”. Soy un gran admirador de para mi el mejor escritor americano de la historia (junto con el poeta Walt Whitman) y tengo, creo, casi todo lo que tiene publicado ( traducido y sin traducir).
Ya había leído el cuento, pero el pequeño libro que he citado, como ahora se dice “es una pasada”: es de una editorial Gadir que cuida las ediciones y publica libros estupendos con acabados, encuadernaciones, papel, etc de una gran calidad y todo a un precio asequible a los mortales; el cuento tiene unas ilustraciones extraordinarias de Marcos Morán donde se ve claramente que algunos de los personajes son el propios Mark Twain y el famoso actor fallecido Gregory Peck que encarnó el papel principal en la película realizada en Hollywood sobre el cuento y finalmente la temática del propio cuento descrita como siempre mezclando humor e ironía por un gran Mark Twain. Pequeño gran libro muy recomendable.